sábado, 5 de mayo de 2007

Mmmm

Salmo de la halla

No soy lo que buscas, tampoco te busqué pero nos hemos hallado,

No te interesa ver lo que tienes cerca, mirando lejos con mirada miope

esencia utópica que te caracteriza.


No soy lo que buscas, tampoco te busqué pero nos hemos hallado,

Porque la razón se pierde entre mares embravecidos de olvido,

Haciendo evidente nuestras asimetrías


No soy lo que buscas, tampoco te busqué pero nos hemos hallado,

Tu indiferencia me lastima y tus atenciones me hieren sólo cuando no hay más caminos que el destierro.


No soy lo que buscas, tampoco te busqué pero nos hemos hallado,

Cuando a pesar de lo evidente de nuestras intenciones decidimos jugar a la querella con opción a ojos vendados.


No soy lo que buscas, tampoco te busqué pero nos hemos hallado,

No me busques ni me persigas con recuerdos que traspasan la mente, no te buscaré ni seguiré y te dolerá la indiferencia, la esencia no se halla de acuerdo a la semilla.


No soy lo que buscas, tampoco te busqué pero nos hemos hallado.

Becquerel


Muchas veces he muerto


Muchas veces he muerto, no las recuerdo todas pero sé que son muchas. Las últimas a manos del mismo verdugo, lo dije en múltiples ocasiones, muertes que con gracia y algo de ti, desaparecen para renacer en una vida infinita de momentos difusos. ¿Vos sabes a qué me refiero? -¡Mmmm!… quizás, la verdad siempre lo has sabido todo, me doy cuenta lo brillante de tu razón, y lo indeleble de mi olvido.

-¡bah! Siempre es más de lo mismo, llegas, asesinas y… luego me revives.

¿Será que estoy condenado a ser tu victima en este juego? y ¿algún día tendré valor de agarrar a los hechos con ambas manos y verlos sin lentes de soñador?

Maldita condición humana, frasecita de gurú, cual mercader de los triunfos, la esperanza es lo último que se pierde… … y fíjate las cosas sólo cambian de un lado, el lado por donde haces la misma herida, herida que me lleva a la muerte, muerte que me aleja de ti, lejanía que te entristece, tristeza que me conmueve, siempre la misma formula, que como resultado da el revivir por breves instantes.

Qué paradójico, pequeños instantes de vida, gota de existencia que mojan deshidratados labios que te hacen vivir, pero… ¿No entiendo? ¿No estaba muerto?

Sí, Seguramente siempre he estado muerto, y, sólo vivo pequeños y breves instantes, momentos compartidos, tardes asoleadas, risas sin dueños… vuelvo a decirlo con tono resignado y baldío, creo que por algún rato seguiré muriendo y reviviendo contigo, al igual que vos morirás y renacerás hasta que el destierro nos llame a su lado.

Becquerel